miércoles, 9 de enero de 2013

El cajón del olvido

Acostumbrados como estamos, por desgracia, a ver pasar ante nosotros proyectos ilusionantes para la ciudad que luego duermen el sueño de los justos –que diría el clásico-, podríamos hacer cábalas en este 2013 acerca del próximo que engrosará esa nefasta lista de iniciativas non nata. ¿Cuál acabará antes dentro de ese viejo y maldito cajón del olvido? ¿Cuándo decidirán comunicar su defunción? Si antes no le han dado carpetazo al asunto, no les quepa duda, es porque interesa seguir vendiendo humo. Pero deberían advertir –los políticos- que existe aún un largo camino para las próximas elecciones por infortunio o por desgracia y que marear más la perdiz se antoja una quimera. ¿Pesimista? Puede, pero a tenor de las últimas experiencias, coincidirán en que sentirse escéptico no resulta extraño.
Casi enterrada la red de metro –más bien tenemos un cercanías entre Mairena y Dos Hermanas con paradas en la capital-, descartada la idea de un nuevo pabellón de deportes junto al estadio de la Cartuja y abandonada a su suerte las atarazanas con la huída hacia delante de La Caixa, quedan varios proyectos en el aire: el futuro uso del suelo que ocupa Altadis (Los Remedios) y del edificio de la antigua comisaría de La Gavidia; el dragado del río; la nueva pasarela entre La Cartuja y Torneo o el nuevo centro de IKEA, por citar tan solo algunos ejemplos. Tiempo habrá de desglosar, analizar y valorar. De momento, y ya es algo, existen estudios, informes y propuestas sobre la mesa para hacer realidad esas ideas, que en la mayoría de los casos son, además, promesas políticas anunciadas a bombo y platillo en su día y contempladas en los programas con los que concurren a los comicios.
En otro cajón estarían aquellos proyectos recurrentes cuando toca hablar de confrontación entre administraciones de distinto color o cuando no hay nada mejor que ofrecer. En este espacio podríamos situar la ampliación del museo de Bellas Artes, el cierre del auditorio Rocío Jurado, el paso subterráneo bajo el Puente del V Centenario…
Prefiero no ahondar en la playa artificial porque tengo la impresión de que era papel mojado desde el principio y como tal ni siquiera se guardó en el cajón.

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