viernes, 14 de septiembre de 2012

Ad Calendas graecas


La Junta de Andalucía ha decidido aplazar sine die el comienzo de las líneas 2, 3, y 4 del metro de Sevilla como consecuencia de los recortes derivados de la crisis económica. Asunto hoy de portada –con diferentes enfoques como es lógico- en los principales medios de nuestra ciudad. Y bien, ¿dónde está la noticia? Se trata del enésimo retraso en la ampliación de la red del suburbano. Su actual trazado se corresponde, más bien, con un servicio de Cercanías Renfe, que une, en este caso concreto, Mairena con la vecina localidad de Dos Hermanas. Con las vicisitudes que surgieron con la línea 1, ¿veremos en esta década otro recorrido? Por cierto, ¿qué ocurrirá con la SE-40? ¿Y con la SE-35? ¿Recuerdan la prometida ampliación del museo de Bellas Artes? ¿Qué pasó con el nuevo pabellón anunciado por el Ayuntamiento para albergar los partidos del mundial de baloncesto en 2014? ¿Dónde se ubicará finalmente la Ciudad de la Justicia? La feria de abril, ¿no la iban a trasladar al Charco de la Pava? Voy más allá, ¿cuándo se ubicará junto al río la noria que se instaló en el Prado siguiendo el modelo turístico de aquella otra (London Eye) que se halla a orillas del Támesis?  ¿Cuánto tiempo más deberemos contemplar el obsoleto y ruinoso edificio de la Comisaría de la Gavidia? ¿Se acuerdan de la conexión ferroviaria entre la terminal de San Pablo y Santa Justa?..
Proyectos y más proyectos. Viejas promesas y anhelos que se presentan a bombo y platillo y que terminan arrumbadas en el fondo de un cajón y que, con suerte, alguien rescatará cuando soplen vientos electorales. Entonces, darán a la idea unos matices para que pierda el olor a naftalina y vuelta a empezar.
Por el contrario, otros proyectos que se concibieron en su día como visiones de megalómanos sí se han plasmado, por desgracia, en la realidad y con nefastos resultados en términos económicos, como es el caso del estadio de La Cartuja. Una construcción faraónica que ha quedado para acoger un par de macroconciertos al año y, de vez en cuando, un partido de la Copa Davis de tenis. Hoy seguimos pagando intereses financieros.
Da igual si hablamos de una administración municipal, autonómica, central o de todas a la vez, que es aún peor porque no suelen ponerse de acuerdo y solo buscan la confrontación. No importa si gobierna un partido u otro porque, visto lo visto, es un mal endémico al que nos hemos acostumbrado por desgracia en esta ciudad.  
El último hito arquitectónico no pinta mal de partida. El nuevo auditorio del Palacio de Congresos –obra de Vázquez Consuegra- merece la pena en cuanto a diseño y capacidad. Ahora bien, el coste final se ha disparado una barbaridad entre una cosa y otra. Como decía, recientemente, Carlota Muñoz (@Carlotilla2) en su blog, toca aprovecharse de esta magnífica instalación desde el punto de vista turístico y ya habrá tiempo de pasar la enorme factura a sus responsables.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Otra estación maldita


La antigua estación ferroviaria de Cádiz alberga desde hace una década el mercado Puerta de la Carne como consecuencia del lamentable estado que presentaba y presenta el edificio que Gómez Millán y Lupiáñez Gely proyectaron en 1927. Por este motivo, ese nuevo emplazamiento, en su día, fue muy valorado por muchos ciudadanos, pero siempre con un halo de provisionalidad –aunque todos sabemos el verdadero significado que esta palabra tiene en nuestra ciudad. Sin embargo, desde el obligado exilio de esos placeros, el vanguardista edificio del mercado de abastos sigue abandonado a su suerte. La Unión Europea, por aquel entonces, podía destinar fondos para su rehabilitación siempre y cuando el inmueble siguiera conservando su primitivo uso. Hoy día, entre la desidia de los munícipes que nos han gobernado y nos gobiernan y la falta de voluntad de los placeros, el retorno al viejo edificio situado junto al puente de San Bernardo se antoja una quimera, de modo que tenemos un histórico inmueble en ruina –como tantos y tantos otros- y una antigua estación que podría tener mejores usos después de apostar por su conservación.
Es obvio que los placeros no se encuentran del todo mal en este enclave –provisional, no olvidemos- pero su ocupación allí impide otras dotaciones para la ciudad. Es lógico, también, que la rehabilitación de ese mercado, respetando el edificio en el que se asentaba, debería realizarse acorde a los nuevos tiempos y estar sujeta a criterios de funcionalidad para mayor comodidad de clientes y comerciantes.
Por otra parte, la estación de Cádiz podría acoger una moderna instalación deportiva con una pista multiusos o piscina bajo su enorme y férrea cubierta, así como gimnasios, pistas de pádel, salas de aeróbic y otras áreas administrativas en las dependencias de su fachada principal y que otrora fueron las zonas destinadas a venta de billetes, facturación de equipajes, consignas…
En definitiva, una decidida apuesta por el modelo adoptado en la antigua estación de Córdoba en cuanto al fondo: respeto de la arquitectura original en la medida de lo posible y nuevos usos en su interior. De este modo, y de manera complementaria, la ciudad recuperaría dos importantes edificios; los placeros contarían con modernos puestos y podrían ofrecer un mejor servicio, y los vecinos de la Enramadilla, San Bernardo y del Prado contarían con mejores equipamientos sociales. La antigua estación también podría albergar desde un colegio o instituto a un centro de salud pasando por dependencias municipales e incluso una biblioteca, tras el desafortunado intento de levantar una en El Prado de San Sebastián. Seguro que ideas no faltan; ahora bien, de ahí a que alguna se materialice dista bastante. En Sevilla y con lo que ha llovido, no tengo la menor duda.