Nada nuevo. El aeropuerto de San Pablo sigue en caída
libre en cuanto a pasajeros. Iberia, como antes hicieron otras compañías,
anuncia una reducción de conexiones con Sevilla, en este caso, desde Madrid.
Los profesionales del sector turístico, con el incansable Antonio Távora,
demandan una mayor oferta de vuelos y alertan del peligro de las low cost. Titulares que se repiten de
manera cíclica. Y si nos remontamos algo más atrás en el tiempo, podríamos
hablar del conflicto de los taxistas que cubren el trayecto entre la terminal
de pasajeros y el centro de la ciudad. Me refiero a los tristes episodios de
lunas de autobuses rotas a pedradas o a los enfrentamientos entre esos profesionales
del mismo gremio por monopolizar ese servicio.
El aeródromo de la cuarta ciudad española no ocupa, ni de
lejos, ese puesto en el ranking de aeropuertos de nuestro país. No solo en
volumen de pasajeros, compañías aéreas o conexiones nacionales e
internacionales. También en materia de transporte público es noticia por la
falta de alternativas al autobús, que se convierte en la única opción al taxi.
Si dejamos a un lado, por motivos obvios, Madrid y
Barcelona, que juegan en otra división -por Barajas y El Prat transitan unos 90
millones de pasajeros al año-, el aeropuerto de Manises (Valencia), con cifras
similares a San Pablo, dispone de Metro, y el de Málaga cuenta con un servicio
de Cercanías así como varias líneas de buses.
Por todo ello, resulta extraño que el aeropuerto
sevillano no ofrezca a sus usuarios una mayor oferta de transporte público,
sobretodo, teniendo en cuenta que está situado a tan solo 10 Km. al nordeste de la
capital, como subraya AENA en su página web. Y si no, que se lo pregunten a los
vecinos de Alcosa, que saludan a la tripulación desde sus balcones. Ítem más, con un poco de suerte, y como se dice
coloquialmente, si coges dos semáforos en verde en Kansas City, te plantas en Santa Justa en
un santiamén.
En esta coyuntura económica, en la que las inversiones se
han reducido casi al mínimo o, sencillamente, han sido borradas de los
presupuestos, es fácil echar la culpa de la falta de infraestructuras a la
crisis. Pero… ¿y antes? ¿Nadie ha reparado en lo cerca que se encuentra el
aeropuerto del trazado ferroviario que discurre casi en paralelo a la autovía?
Y no me refiero necesariamente a una conexión vía AVE entre ambas terminales. ¿Qué
ciudad no querría tener conectado aeropuerto y Palacio de Congresos? Y
más aún cuando, por fin, éste (Fibes) dispone de capacidad para apostar de manera firme
y decidida por este tipo de turismo y una estación de Cercanías justo a su
lado.
Con la que está cayendo y la dependencia que tiene la
ciudad de este sector, bien harían los políticos en dar respuestas a estos
problemas. Para llenar hoteles, restaurantes, museos y, en definitiva,
reactivar el consumo, es necesario que vengan turistas, pero si antes de poner
los pies en tierra ya se van encontrando piedrecitas en el camino…
Es una lástima porque desde el 92 -gracias a la
Exposición Universal- Sevilla tiene, de la mano de Rafael Moneo, una moderna y
extraordinaria terminal que no se corresponde con la utilidad que unos y otros
le vienen dando. Al menos, eso sí hay que reconocerlo, desde este aeropuerto
despegan aviones.
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